
Toxina botulínica con propósito: ciencia, estética y autenticidad
¿Qué hay detrás de la toxina botulínica cuando se aplica con criterio médico y sensibilidad estética?
Durante años, la toxina botulínica tipo A ha sido objeto de malentendidos. Caricaturizada, asociada a rostros rígidos o inexpresivos. Pero en manos de un dermatólogo experto y con un enfoque regenerativo, esta herramienta médica se convierte en una opción para armonizar gestos, prevenir el envejecimiento dinámico y acompañar el autocuidado consciente.
En OneSkinMed no creemos en borrar el paso del tiempo. Creemos en acompañarlo con ciencia, sensibilidad y autenticidad.

¿Cómo actúa?
La toxina botulínica (también conocida como neuromodulador) actúa relajando selectivamente los músculos responsables de ciertas arrugas dinámicas: como las de la frente, el entrecejo o las patas de gallo. En determinados casos, y siempre bajo prescripción médica, también puede utilizarse en el tratamiento de afecciones como el bruxismo, la sonrisa gingival o el parpadeo excesivo.
Lejos de paralizar, modula la hiperactividad muscular de forma temporal, permitiendo conservar la expresión sin forzarla.

Diagnóstico primero, tratamiento después
En OneSkinMed aplicamos protocolos médicos personalizados. Comenzamos con una evaluación dermatológica completa que incluye el análisis de tu piel, la dinámica de tus gestos, tu simetría muscular y tus objetivos reales. A partir de ahí, trazamos un plan clínico adaptado, que busca resultados naturales, funcionales y sostenibles en el tiempo.
Este procedimiento debe realizarse exclusivamente por profesionales médicos cualificados, con experiencia en estética facial y en el uso clínico de neuromoduladores.